Esta es una boda muy especial para el equipo. Es una boda bonita, con unos  novios bellos, un vestido precioso de Cayetana Ferrer y una decoración increíble en El Estudio de Ana como sólo puede pasar si las chicas de Valisse están en tu evento. Pero lo que hace especial a esta boda son ellos. Lo vais a ver en las fotos o en el vídeo, esas cosas se notan y no se pueden fingir. Lo hemos dicho otras veces: los amigos se parecen. Y esto es extensible a la familia. Pues bien, afortunadamente en esta boda eso se cumplía a la perfección.

Mercedes y Nathaniel son de esas parejas del mundo. Esas que se hacen cuando uno deja la comodidad de su casa y embarca en un aventura incierta buscando un futuro propio. Y es que tener suerte tiene mucho que ver con buscarla. Ella española y él canadiense, pero residentes en Dublín. Es esperanzador ver cómo dos personas tan generosas se encuentran y pueden compartir toda una vida juntos. Es un poco de cuento.

Nunca se desvanecerá el recuerdo de lo que pasó en vuestra boda. Las lágrimas de risa y emoción que vosotros y todos los que os querían derramaron. El cariño y las ganas infinitas de que vuestra boda fuese una experiencia en la que todos se sintiesen importantes; incluidos nosotros. Todos salimos siendo un poquito mejores. Sé que lo sabéis. No podría elegir un momento por encima de otro, pero la entrada de Mercedes y cómo la recibió Nathaniel en el altar debería estar en los libros que explican cómo hay que cuidarse y quererse. Esa complicidad de Mercedes con su padre nos ha venido a la cabeza muchas veces desde la boda.

Gracias por todo. Por el cariño y la paciencia con la que nos habéis tratado. Creo que el trabajo está casi a la altura de tanto amor.